Muñeca
de trapo
Sentada
junto al fogón mirando absorta
La
pequeña rama que hacía las veces de
Árbol
navideño, a veces nada…
Entre
tanto, todos los niños
Habían
escrito su carta de petición
Figuraban
en ellas sus juguetes predilectos.
La
pequeña Lucero dudaba si hacerlo
Pues el
Niño Dios rara vez daba con su domicilio.
Siempre
lo mismo, nada de juguetes,
Algunas
veces los Reyes le dejaban
En el
trabajo de su papá, algún regalito
Que no
siempre era de su agrado.
Mirando
la rama forrada de algodón pidió con mucha fe
Un
regalo que le gustara mucho ¿Qué? No tenía importancia.
Llegó la Navidad, Lucero despertó
Y fue
corriendo hasta su pequeña rama, no había nada…
Su
corazón lloró y pensó que talvez
No
escribió bien la dirección
Y el
Niño Dios se había perdido
O
andaba cerca de su casa,
Ya
llegará pensó…
¡Sorpresa!
Llegó el día de Reyes,
En el
trabajo de su papá había un regalo para ella,
Ansiosa
fue y lo abrió, ¡La muñeca de trapo más hermosa!
Tan
grande como ella (siete años)
Con sus
dos coletas y su cándida sonrisa.
¡La
quería tanto! Era su mejor amiga,
Lucero
era muy solitaria, rara vez con alguna niña jugaba.
La
llamó Lola ¡Era tan bella!
Cada
mañana de Lola se despedía para ir a la escuela,
La
dejaba recostada en su cama y cuando llegaba
Ahí
estaba con sus brazos abiertos,
Con
ella pasaba momentos inolvidables…
Salían
abrazadas a mirar las estrellas,
Le
contaba cómo le iba en la escuela, ¡Era su amiga ideal!
Un día
regresó de la escuela y fue directo a ver a Lola
¡Su
amiga no estaba! Buscó bajo la cama ¡Nada!
Su
corazón latía rápido, sentía mucha angustia,
¡Lola!
Le gritaba una y otra vez, nada…
Lucero
preguntó a su madre por su muñeca.
Su mamá
le dijo que a su hermana pequeña,
Lola la
asustaba, y la convirtió en una almohada,
Lucero
la tomó en sus brazos, no daba crédito a lo que sucedía
Su
adorada Lola ya no estaba para abrazarla y contarle sus cosas,
Lloró
tanto su pérdida…
Aún su
mirada gris se nubla ante el vivaz
recuerdo
De Lola
y sus siete años con sus mejores sueños.